En la novena y última Misa de los Novendiales, el Cardenal Dominique Mamberti ha recordado el llamado del Papa Francisco a redescubrir el gusto por la oración de adoración a Dios, porque es una práctica que “nos falta hoy”.
El Cardenal Mamberti, protodiácono y por tanto encargado de anunciar al Papa que se elija en el cónclave, celebró la Eucaristía en la Basílica de San Pedro con los cardenales que durante estos días participan también de las congregaciones generales.
En su homilía, el purpurado repitió las palabras que el Papa Francisco pronunció en la fiesta de la Epifanía de 2024: “Hermanos y hermanas, hemos perdido la costumbre de adorar, hemos perdido esta capacidad que nos da la adoración. Redescubramos el gusto por la oración de adoración. (…) La adoración nos falta hoy”.
El cardenal italiano reflexionó sobre la lectura del tercer domingo de Pascua, en el que la Iglesia Católica recuerda el episodio de la pesca milagrosa y que fue el tercer encuentro de Jesús con sus discípulos luego de haber resucitado.
“El amor es la palabra clave en esta página del Evangelio”, explicó el purpurado, al indicar que después de compartir el alimento se da el diálogo de Cristo con Pedro luego del episodio del sanedrín, en el que el apóstol negó tres veces al Maestro. “La triple pregunta del Señor y la triple respuesta de Pedro”, señaló.
“Las dos primeras veces, Jesús utiliza el verbo ‘amar’, una palabra fuerte, mientras Pedro, consciente de la traición, responde con la expresión menos exigente ‘te quiero’, y la tercera vez Jesús mismo utiliza la expresión ‘querer’, adaptándose a la debilidad del apóstol”, indicó.
El Cardenal Mamberti recordó que, en su momento, Benedicto XVI comentó este diálogo. “Simón comprende que su pobre amor le basta a Jesús, el único del que es capaz. (…) Es precisamente esta adaptación divina la que da esperanza al discípulo, que ha conocido el sufrimiento de la infidelidad”.
“Desde aquel día —agregó entonces Benedicto XVI—, Pedro ‘siguió’ al Maestro con la conciencia clara de su propia fragilidad; pero esta conciencia no lo desalentó, pues sabía que podía contar con la presencia del Resucitado a su lado. (…) y así también a nosotros nos muestra el camino”.
El protodiácono indicó que San Juan Pablo II compartió, en la Misa por el 25.º aniversario de su pontificado, que cada día se desarrollaba en su corazón “el mismo diálogo entre Jesús y Pedro (…) Él, consciente de mi fragilidad humana, me anima a responder con confianza como Pedro: ‘Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero’. Y después me invita a asumir las responsabilidades que él mismo me ha confiado.”.
El Cardenal Mamberti dijo que “esta misión es el amor mismo, que se hace servicio a la Iglesia y a toda la humanidad”, y que los apóstoles asumieron “con la fuerza del Espíritu que recibieron en Pentecostés”, enfatizando que se debe obedecer a Dios antes que a los hombres.
“Todos hemos admirado cómo el Papa Francisco, animado por el amor del Señor y llevado por su gracia, ha sido fiel a su misión hasta las máximas de sus fuerzas”, dijo. “Esta capacidad que da la adoración no era difícil de reconocer en el Papa Francisco”, afirmó el purpurado.